…Ella, aquella mañana se levantó con una sensación extraña y a medida que pasaba el tiempo, esta se hacía mayor. Decidida a descubrir que estaba ocurriendo se dirigió al estanque que visitaba todos los días y que tantas dudas le había resuelto, pero cada paso que daba, era distinto al anterior ya que sus pies se hundían en la tierra, dejando como huella un haz de Luz, cada vez más brillante.
Sorprendida, se frotó los ojos pensando que todo aquello era fruto de un espejismo, pero de repente miles de notas musicales empezaron a danzar alrededor de su hermoso cuerpo. Sonriendo, levantó sus manos y acariciando nota por nota, formó suaves latidos con cada una de ellas.
Llena de vida, llegó al estanque y, dejándose abrazar por el agua que contenía, vio el reflejo de su Alma en ella.
No cabía de gozo y desbordada de tanta emoción, decidió dar gracias al cielo. Levantó su mirada y, miles de lágrimas brotaron de sus ojos, pues reconoció, que aquellas huellas que había dejado en el camino…, aquellas huellas…, eran cada una de las estrellas que la cubrían.
Imagen: Le Stelle del Tarocco Italiano de 1845
