…ELLA gritaba a la vez que iban desgarrándose todas sus vestiduras…
Bendita seas, qué explosionas para dejarme espacio y expandirme.
Me libero de todo aquello que me tenía aprisionada.
Ya no siento dolor ni frío en la piel al contacto con tus paredes limitantes. Ahora caigo al duro suelo…, ensangrentada por las heridas, pero con el suficiente espacio para curarlas.
Mis lágrimas ya no humedecerán construcciones viejas, sino que germinarán cada pedazo del caos, dando nuevos frutos que acariciarán el cielo.
¡¡¡Ahora soy libre!!!