Madame LeNormard

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Marie Anne Adelaide Lenormand nació en Alençon (Francia), el 27 de mayo de 1772. Su padre, Jean Louis Antoine Lenormand, se dedicaba a la fabricación de telas. Su madre era Marie Anne Lenormand (Gilbert, de soltera).

Lenormand quedó huérfana a la edad de 5 años y fue educada en una escuela conventual. En 1786, a los 14 años de edad, partió para París. Fue en esa época cuando recibió su primer mazo de cartas de manos de unos gitanos, quienes le enseñaron a interpretarlos.

En la capital francesa, Lenormand comenzó su carrera en el mundo del ocultismo, que se extendería por más de 40 años. Según su testimonio, tuvo entre sus clientes a famosos personajes de la época, como Marat, Robespierre, Sant-Just, Josefina (esposa de Napoleón) y el Zar Alejandro I de Rusia.

Lenormand fue una persona muy famosa, llegando a ser considerada como la tarotista más importante de su tiempo. En 1814 comenzó a publicar diversos textos, que generaron alguna controversia. Como resultado, ingresó varias veces en prisión, aunque nunca por mucho tiempo.

El gabinete de Lenormand aparece descrito en la obra de un tal R. H. Gronow. La sala de espera era: «una sala de buen tamaño, decorada de manera simple, pero confortable, con libros y periódicos alrededor, tal como uno esperaría en el dentista». Allí esperó en compañía de dos damas de alta sociedad. Pero cuando entró en la habitación donde realizaba las lecturas, el ambiente era totalmente distinto: «[la habitación estaba] cubierta con enormes murciélagos, clavados por sus alas al techo, lechuzas disecadas, signos cabalísticos, esqueletos, en resumen, todo aquello que pudiera impresionar a una mente débil o supersticiosa». Las cartas que usaba Lenormand estaban cubiertas de «todo tipo de extrañas figuras y cifras dibujadas sobre ellas».

Madame Lenormand falleció en París el 25 de junio de 1843, a los 71 años de edad. Fue enterrada en el cementerio Père Lachaise. Se dice que dejó una fortuna de medio millón de francos. Esta cantidad fue heredada por su sobrino, un hombre de profundas creencias católicas. Estas creencias no le impidieron aceptar el dinero, al tiempo que quemaba todo el material esotérico de su tía.

Dos años después de la muerte de Lenormand, se publicó en Alemania un mazo de cartas denominado “El Gran Juego de Mme. Lenormand”. Este mazo de 54 cartas fue realmente una creación de una tal Madame Breteau, quien decía ser discípula de Lenormand.

¿Eran esas cartas una copia de aquellas que usaba la propia LeNormand, o más bien estamos ante un uso publicitario de su nombre para dar a conocer un nuevo producto? Nunca lo sabremos. Pero sí es evidente que el márketing no es un invento reciente.

Más adelante se editó un juego de 36 cartas llamado “Pequeño Lenormand”, basado en juegos anteriores como el “Juego de la Esperanza” de 1798, o las “Cartas de Café Vienesas” (1794-1796).

Estas cartas son las que hoy en día se conocen como Juego de Lenormand o Tarot Lenormand, aunque no se trata de un Tarot tal como lo entendemos en la actualidad. Se trata de naipes muy fáciles de interpretar, con imágenes alegóricas que recuerdan a diversas cartas oraculares famosas en su tiempo.

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