En el significado tradicional del tarot El Carro simboliza el avance, la conquista, el dominio y la fuerza de voluntad. Representa al guerrero interior que todos llevamos dentro pero no todos potenciamos, para avanzar a pesar de los desafíos, guiado por un propósito claro. Su energía es determinada, decidida, y su éxito depende del autocontrol.
Su movimiento al igual que el nuestro, siempre debería ser hacia adelante. También representa los viajes o los períodos de transición por los que todos atravesamos. Con esta firmeza y determinación el resultado que podemos esperar es la: victoria sobre obstáculos, el éxito a través del enfoque y la disciplina y como no, superar nuestra dualidad interna, el equilibrio (mente/corazón, impulso/razón).
Si nos vamos al Shuffle tarot, vemos que la figura central está representada por La Justicia, Como símbolo de equilibrio, verdad, objetividad y karma. Esta carta no habla de una victoria por la fuerza, ni de una voluntad que arrolla. Habla de un avance impulsado por la sabiduría, la visión elevada, y el alineamiento con una verdad universal. La justicia aquí se ha despojado de los instrumentos de castigo (espada) o medición (balanza), y se ha convertido en la conciencia que guía desde el saber, donde el conocimiento, la claridad de visión y la guía divina son los que llevan el rumbo.
Muy significativo en esta carta son los elementos de la carta de El Mundo. Si nos fijamos en sus manos ha desaparecido la espada y la balanza, en su lugar nos encontramos con el hombre o ángel (aire) en representación de San Mateo, cuyo evangelio comienza con la genealogía de Cristo, destacando su humanidad. En la otra mano el águila (el águila es la forma transmutada del escorpión, signo de agua) personificando a San Juan, cuyo evangelio es más místico y elevado, como el vuelo del águila. El Carro es tirado por el león (fuego) que representa a San Marcos, cuyo evangelio inicia en el desierto, símbolo de fuerza y realeza. Le acompaña el toro o buey (tierra), representando a San Lucas, cuya figura enfatiza el sacrificio, ya que su evangelio comienza con el sacrificio de Zacarías. En la tradición cristiana, estas cuatro figuras o tetramorfos representan a los cuatro evangelistas, una asociación tomada del libro de Ezequiel (1:10) y el Apocalipsis de San Juan (4:7), donde se describe una visión de cuatro seres vivientes alrededor del trono de Dios.
Aquí el Carro no es sólo avance, sino avance con justicia, con balance, con un sentido mayor de orden y verdad. Ya no es el guerrero que gana con fuerza bruta, sino quien gana con sabiduría, integridad y alineación ética. Concibiendo que ese progreso no es simplemente externo, sino interno, evolutivo y espiritual donde La Justicia rige el movimiento, lo que siembras, cosechas. En el frontal del carro apreciamos las alas que siguen el símbolo clásico en el Rider-Waite (y de Mercurio), asociadas a movimiento, mensajes, comunicación y guía superior. El triángulo es un símbolo alquímico, espiritual y esotérico potentísimo, el libro la sabiduría como base del ascenso espiritual. La ley divina sostiene el viaje, no se puede avanzar sin antes conocer (y respetar) las leyes del alma.
No se trata solo de llegar, sino de cómo llegas y con qué principios guías tu camino. Es el carro que no corre por la prisa del ego, sino que camina con la paciencia del alma.
¿Estás avanzando con conciencia o solo por impulso?
¿Tu camino está alineado con tu verdad más profunda?
¿Te estás permitiendo ver las cosas desde una perspectiva más elevada?
¿Qué estás aprendiendo en este tramo del viaje?
