Aunque algunas personas ven a la Alquimia como el antepasado, ya superado, de la química moderna, esta es una disciplina que tiene valor por sí misma. La Alquimia es interesante tanto por su contribución al conocimiento del mundo físico, como por las enseñanzas espirituales que esconde este camino.
Todo alquimista (también llamado adepto) está inscrito en una tarea o proceso que se conoce como «Gran Obra» y que implica una serie de transformaciones tanto en el plano de la materia como del espíritu.
El proceso alquímico puede ser observado desde dos perspectivas. La primera, exotérica o mundana, se relaciona con la transformación de los metales innobles, como el plomo, en oro. También con la creación de diversas sustancias de poder medicinal (espagiria).
La segunda perspectiva, esotérica o espiritual, tiene que ver con la propia transformación del alquimista, es decir, con su progreso interior. De este modo, el propio alquimista es el metal innoble que, a través del lento trabajo espiritual, se eleva y se convierte en algo más puro y valioso.
La Gran Obra conlleva una serie de procesos que sería muy largo enumerar aquí y que contienen una gran dosis de misterio, incluso para los propios adeptos, que aprenden su trabajo a medida que lo practican.
Ahora bien, baste decir que la meta última de la alquimia se resume en el siguiente aforismo: «espiritualizar la materia y materializar el espíritu». En otras palabras, elevar al ser humano a su máxima potencialidad y mostrar los resultados de ese trabajo en la vida cotidiana.
A los efectos de nuestra indagación en el Tarot, nos centraremos en unos pocos elementos simbólicos del trabajo alquímico.
Los elementos alquímicos
Dentro del mundo alquímico se emplean diversos sistemas elementales. El más importante de todos es el declarado por Paracelso, y denominado sistema de las Tres Bases o «Tria Prima».
Estos tres elementos simbólicos, que no debemos confundir con los elementos o compuestos materiales del mismo nombre son:
- Sal Alquímica. Simboliza la materia, el cuerpo, lo que es sólido y tangible. La conciencia
- Azufre Alquímico. Es el principio vital que anima al cuerpo. Lo inconsciente.
- Mercurio Alquímico. Representa el alma y la conciencia. Es el resultado de unir la Sal con el Azufre, su producto.
Símbolos comúnmente usados en Alquimia
La alquimia utiliza un gran arsenal simbólico y pictórico, que en cierta medida se traslada al mundo del Tarot. Algunos de los símbolos alquímicos que nos interesan en este momento son los siguientes:
- Huevo. Simboliza la matriz donde algo se incuba y que, a su debido tiempo, dará a luz a un nuevo ser. Vasija que contiene la materia filosofal. En los mitos órficos (nativos de la Grecia Clásica), el huevo representa el inicio de la creación.
- Serpiente. La Serpiente que devora su cola (ouroboros) es un símbolo del Mercurio Alquímico.
- León. Parte material de la Gran Obra.
- Crisol. Horno donde se producen algunas transformaciones alquímicas. Es también otro símbolo relacionado con el Huevo.
- Andrógino o Hermafrodita. Mezcla de hombre y mujer. Símbolo del Mercurio Filosófico, protagonista final del trabajo alquímico.
- Vitriol. Disolvente alquímico. Anagrama de «Visita Interiore Terrae, Rectictiphicando Invenies Ocultum Lapidam», que significa «Visita el Interior de la Tierra, rectificando alcanzarás la Oculta Piedra».
- Piedra filosofal. Representa el final de la búsqueda alquímica y puede ser tanto una piedra real como un estado interno del Adepto.
- Aqua vitae o agua de vida. Líquido que resulta de la disolución de la piedra filosofal y que se conocía como elixir de la eterna juventud.
Podemos observar algunos de estos símbolos en diversos Tarots. Por ejemplo, en el Tarot Rider-Waite, encontramos la serpiente como el cinturón que porta el Mago. El León está siendo domado por la dama de la Fuerza, o se muestra en el caduceo que observamos en el Dos de Copas. La guirnalda del Mundo es una forma de retratar al Huevo Alquímico. Resulta interesante rastrear esta simbología a través de las Cartas.