Shuffle Tarot – IX El Ermitaño

Shuffle Tarot – IX El Ermitaño

En el Rider Waite nos encontramos con un anciano vestido con túnica gris y bastón, sosteniendo una linterna con una estrella de seis puntas dentro. El entorno es montañoso, frío, aislado, lo que representa introspección y sabiduría alcanzada en soledad.

Como bien es sabido la linterna representa la luz interna, la sabiduría que guía el camino en la oscuridad. El bastón como apoyo, es símbolo de experiencia. La túnica gris es neutralidad, desapego del mundo material. Estamos ante una figura sabia que es vista como un guía espiritual ha elegido retirarse del mundo. Representa la búsqueda de la verdad interior, la iluminación que se encuentra en el silencio, la soledad y la contemplación.

En el Shuffle tarot se muestra una figura completamente distinta, un joven con armadura, coronada, llena de flechas clavadas, con expresión de dolor o resignación. El entorno es vacío, bien podría representar a la sota de espadas, el diez de espadas.

Cinco flechas clavadas simbolizan heridas emocionales, traiciones, cargas del pasado, ataques, heridas psíquicas, aprendizajes duros.  El número cinco es el número del conflicto, el reto, la prueba (como en el Cinco de Espadas o Cinco de Bastos).

La armadura indica que se ha protegido, quizás durante mucho tiempo, pero aún así ha sido vulnerado. Símbolo de protección, destino, suerte, pero también de viaje o camino difícil (como si fuera un caminante que ha dejado huella).

Corona con estrella, normalmente se asocia con la iluminación (como la estrella en la linterna del Ermitaño clásico). Ambos juntos refuerzan la idea de un guerrero espiritual herido, pero sabio. La corona habla de que alguna vez tuvo poder o autoridad, pero ahora se enfrenta a su dolor interno.

Las lunas creciente y menguante representan los ciclos de la vida, lo visible y lo oculto, lo emocional, lo subconsciente.

Las caretas pueden significan los roles que se han llevado, las máscaras que se han quitado, o las ilusiones que han caído. Posiblemente este personaje ha pasado por una noche oscura del alma y ha visto “el otro lado” de sí mismo.

Falda con símbolos misteriosos, indican que lleva inscrita su historia, como si la sabiduría estuviera escrita sobre él. Esto sugiere un conocimiento no aprendido en libros, sino tatuado en la experiencia.

El rostro triste y mirada cabizbaja es como si el futuro doliera, o no tuviera esperanza aún, una introspección forzada, una retirada no por elección sino por necesidad. 

Puede denotar una transición entre una etapa de dolor y una futura luz aún no alcanzada.

El bastón roto, el bastón es su apoyo, su poder espiritual, roto, eso indica que el guía está herido, la estructura se ha quebrado, ha perdido su sostén o su fe. El hecho de que una parte esté en su mano y otra en el suelo sugiere una fractura entre acción y propósito.

En esta versión, el Ermitaño no es un sabio voluntariamente aislado, sino un guerrero herido que se ha retirado del mundo por necesidad emocional. No guía a otros, necesita sanarse primero. Es la imagen del dolor introspectivo, del guerrero que debe enfrentarse a sus heridas internas y aprender de ellas. Nos dice que ha vivido, ha luchado, ha sido herido y no huye del mundo por desprecio, sino porque necesita encontrarse otra vez. Esta carta puede representar una crisis espiritual, emocional o psicológica donde el aislamiento es una forma de protegerse para sanar. También puede hablarnos de la necesidad de soltar el orgullo o la lucha constante y rendirse a una introspección necesaria.  La búsqueda espiritual se vuelve dolorosa, visceral, emocional.

Esta carta parece mostrarnos un Ermitaño más humano, más quebrado, más parecido al Chamán herido o al Guerrero espiritual. A diferencia del sabio sereno del Rider-Waite, aquí vemos a alguien que ha atravesado el dolor, que ha luchado, que ha caído y se ha vuelto a levantar.

Es una figura mucho más existencial. Habla de: sabiduría adquirida a través de heridas, iluminación tras el colapso, el camino del alma marcado por las batallas interiores, el esfuerzo por seguir avanzando, incluso sin bastón

El Ermitaño tradicional es introspectivo por elección, un faro de sabiduría. El Ermitaño alternativo es introspectivo por dolor, un guerrero que debe transitar su oscuridad para, eventualmente, convertirse en ese sabio.

Ambas versiones nos invitan a mirar hacia adentro, pero una desde la calma y la otra desde la herida. El camino de la sanación y sabiduría pasa por reconocer y aceptar que el dolor, nos permitirte estar con nosotros mismos, y no forzar la sanación.

La juventud de la Sota, representa la energía mental, observación aguda, inteligencia crítica, pero también inexperiencia. Aquí, sin embargo, esa juventud ya ha pasado por la batalla.

El cuerpo lleno de flechas recuerda al Diez de Espadas o incluso al mito de San Sebastián, figuras que hablan del colapso, del sufrimiento extremo, pero también de la resistencia y la purificación a través del dolor.

Incluso podría ser el guerrero herido que vuelve triunfante en el seis de bastos.

Siento que la versión del Shuffle, humaniza más al sabio. No es un viejo alejado del mundo por decisión voluntaria. Es alguien joven, lleno de cicatrices, que aún tiene mucho por entender.

Introduce el arquetipo del “guerrero herido” como camino hacia la sabiduría. Ya no es solo un sabio asceta, sino alguien que ha vivido intensamente, que ha amado, luchado, caído, y que ahora está obligado a mirar hacia dentro. El dolor como catalizador del despertar. La iluminación del farol del Ermitaño ahora se enciende gracias a esas flechas clavadas. No hay luz sin herida.

Esta figura puede ser la Sombra del Ermitaño: no la versión idealizada del sabio que se retira por elección, sino su reflejo joven, herido, vulnerable, que representa el inicio forzado de una búsqueda interna, donde el dolor lleva a una transformación profunda.

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