Everyday Witch Tarot

Everyday Witch Tarot

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Un tarot que promete grandes cantidades de gatos negros, sombreros puntiagudos y escobas mágicas… y cumple.

Autoras: Deborah Blake y Elisabeth Alba (ilustradora)

Existen muchos tarots relacionados con el mundo de la hechicería y la magia. Tarots que suelen abordar este tema de un modo muy serio. Pero el tarot que comento en esta ocasión, es bastante ligero, y en ocasiones, divertido, sin renunciar a cierto grado de profundidad. Además, cuenta con algunas sorpresas agradables.

En lo personal, no creo que tarot y magia estén necesariamente unidos. Pero hay que reconocer que en este mazo, ambos elementos se unen de un modo muy creativo. Sea como sea, esta baraja se encuadra en la tendencia contemporánea de hacer tarots con menor carga simbólica, pero con una alta dosis de imaginación y cuidado en las ilustraciones.

Y sí, este es un tarot lleno de brujitas buenas, con sus sombreros de punta, sus escobas y sus gatos negros. Muchos gatos. Por cierto, casi todas las brujas visten con leotardos a rayas y grandes botas. Debe ser la moda en Brujolandia.

El arcano mayor presenta cartas muy interesantes. Empezando por el Loco, que nos muestra una bruja triunfante al borde del abismo. Pero no hay cuidado, con su escoba mágica nunca puede caer. El Mago es un mago de verdad, mientras que la Emperatriz es una bruja en tareas de adivinación.

Tanto la Emperatriz como el Emperador siguen un patrón más clásico, pero son bellas cartas. Llama la atención la carta del Sumo Sacerdote, que muestra a una mujer en meditación frente a lo que parecen ser dos adeptos (hombre y mujer). Una idea muy original.

El Carro nos presenta a una bruja motera (chupa de cuero incluida), que duda entre dos caminos. Me parece de un simbolismo algo dudoso para este arcano. En cambio, el Ermitaño es de nuevo una bruja en meditación, ahora sola en el bosque, frente a una hoguera y vigilada por una lechuza. Muy apropiada.

El Colgado es una bruja colgada de su escoba, con cadenas en manos y tobillos, pero con la llave en la mano, lo cual añade un giro importante a esta complicada carta. Un acierto.

Siempre presto atención a las cartas «complicadas» de un mazo, y aquí debo decir que ni la Muerte ni el Diablo me emocionan. La Muerte es un caballero negro a punto de cortar el hilo de la vida, mientras que el Diablo es un pícaro tentador que ofrece regalos envenenados a una parejita, ambos con cara de lelos… Que sí, que es un tarot de brujas new-age, pero el diablo debería tener más enjundia. Si la mayor tentación que te puede traer la vida es un helado, háztelo mirar.

En cambio la Torre sugiere un simbolismo interesante, puesto que la Torre parece haber sido derribada por la propia bruja. Otras cartas como la Templanza, la Luna, el Juicio o el Mundo, son más interesantes. En todo caso, con las excepciones indicadas, hay que decir que el arcano mayor es muy atractivo en líneas generales.

El arcano menor sigue, a granes rasgos, el patrón Rider-Waite-Smith, por lo que resulta fácil de interpretar desde el principio. Aun así, incluye algunas pequeñas variaciones en algunos arcanos, lo cual siempre es de agradecer.

Los palos son los habituales de espadas, pentáculos, copas y bastos (que aquí son varitas mágicas). Sorprende que en un tarot con más representación femenina que masculina, entre las figuras cortesanas sólo encontremos a una mujer, la reina. Quizá hubiera sido más correcto usar pajes femeninas. También se podría haber tirado un poco más de imaginación a la hora de construir los roles de los personajes cortesanos, porque no se entienden esas figuras aristocráticas en un tarot de brujas del siglo XXI.

Los ases de cada palo muestran a una bruja joven con el elemento en cuestión, acompañadas por la escoba y el consabido gato. Porque no sé si lo he dicho, pero este tarot está lleno de gatos.

Las cartas no son reversibles, y su tamaño es bastante apropiado para un uso cómodo. Además, se agradece que este mazo se una a la tendencia de llenar todo el diseño del naipe con la ilustración, sin marcos que reduzcan el tamaño de las figuras. Los arcanos mayores presentan numeración arábiga, pero los menores se numeran con letras (por ejemplo, «Dos de Espadas»). El cartón es algo fino y no creo que aguanten un uso intensivo.

El Tarot y el libro que lo acompaña han sido traducidos al español, pero no puedo opinar sobre la calidad de la traducción, puesto que la versión que poseo es la original en inglés. En todo caso, resulta muy positivo contar con la ayuda de un libro que permita comprender las intenciones de las autoras (algo que se echa de menos en otros tarots «creativos»).

En resumen, se trata de un mazo muy apropiado para usar en consulta, siempre que te identifiques con su temática y el estilo desenfadado de las ilustraciones. En general, no se encuentra en él mucha negatividad, por lo que puede disipar los temores de algunos clientes primerizos. Incluso es un mazo que recomendaría para introducir a los niños en el tarot, puesto que no hay nada en él que sea ofensivo o de mal gusto.

Algunas cartas presentan variaciones muy interesantes del simbolismo ya conocido, por lo que me parece muy recomendable para todos los públicos. Sin duda, es un tarot para disfrutar.

Copyright del texto: Octavio Déniz
Copyright imágenes: Llewellyn Publications, Minnesota (Estados Unidos)

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